domingo, 15 de julio de 2012

UNO SIEMPRE TERMINA BUSCÁNDOSE A SI MISMO, DESPUÉS DE VOLTEAR COMO DEMENTE.



Uno siempre termina buscándose a si mismo después de voltear como demente.

…El clown de Miguel es ser poeta

ANDRES FELIPE YAYA. 
En la primera edición de los poemas de la ofensa; Gonzalo Arango  realiza una entrevista superficial a Jaime Jaramillo Escobar, su autor. Los temas presentados durante la conversación pasan velozmente. Hubo un momento de asombro en que Jaime Jaramillo ó x-504 cuenta su secreto poético  diciendo “el secreto de mi estilo está en que escribo siempre desnudo” sencillamente cada poeta o cada humano que intenta indagar en las formas de expresión que buscan un estilo propio, y  que termina en uno, definitivamente, en uno mismo; esta búsqueda casi ilusoria la ha venido buscando Miguel Rubio desde uno de los instantes primeros en que crucé palabras con él.

La búsqueda no ha sido por decirlo así, nada fácil. Miguel inicio su exploración con una exhaustiva lectura de los clásicos griegos, a su padre homero. En algunos momentos pensé (el man no quiere salir. Anda más perdido que Ulises buscando a su Ítaca) no obstante obtuvo una producción poética interesante; con poemas como: para partir de Ítaca nuevamente; donde resuelve problemas estilísticos con un rigor notable, una sintaxis limpia y una construcción de imágenes de gran altura, dentro de una secuencia que es rematada con un final que quizás desde mi visión, instalo lo que faltaba.

Claro está que posee una alta influencia de kavafis, no obstante en la mayoría de veces pone su sello personal de manera audaz. Rubio conserva un estilo que desde mi concepción se encuentra lejos de la escuela griega aunque él siga con esa tradición y aun escribiendo acerca de la temática antigua. La poesía y la filosofía tienen su momento; no podemos filosofar como filosofaba Sócrates o escribir a la manera de Anacreonte. Todo es completamente histórico.

La mayoría de literatos apasionados han pasado sus ropajes por esa travesía, por qué digo que los apasionados, porque el resto de literatos solo son relleno. Simplemente ingresan a la academia en busca de otras visiones y lo que verdaderamente importa es desechado. Miguel hace parte de esos literatos que se han estrellado en su ingreso a ella,  por la poca seriedad hacia las letras, cuando en él radica un amor recóndito. Ese amor siempre ha existido pero quizás en su poética lo olvida y escribe desde otra vertiente, desde los recodos del humor; habla sin tapujos durante ese rompimiento de todas las formas de la escritura y es lo que pretende conscientemente y a su vez lo esta desarrollando con su temática burlesca.

En las primeras ocasiones en que conocí el trabajo de Miguel Rubio, es decir los poemas con influencias clásicas, giraron en torno a mi con sus imágenes, en días pensaba en ellos y en la recuperación de memoria que estaba generando; sin embargo al leer la otra parte de su trabajo vi en el primer plano al verdadero Miguel, el irónico, el incomprensible, el que genera controversia en las discusiones. Leo con mayor interés al segundo Miguel aunque el continúe en las arterias de los griegos, y término con él, con el clown que es poeta: Miguel Rubio.


SÍLICE.

La ceniza cubre el aire
De los hombres en las esquinas.
El ejecutivo, sacude su  corbata
No quiere que le desentone en el conjunto de su traje
El obrero estornuda, sin entender que pasa
La gente murmura palabras de asombro
Unos por desconocimiento
Otros por  “apocalipsis now “
Los demás porque siempre hay que decir algo

Y cierra con:

Lo bello  no es  más que  cenizas
En el mismo instante que intentamos explicarlo.


ANDRES FELIPE YAYA. 






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