lunes, 11 de octubre de 2010


OJOS CLAROS Y SERENOS



Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?

Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquél que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.

¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.


GUTIERRE DE CETINA.

POEMA DE AMOR 13




Primero está la soledad.
En las entrañas y en el centro del alma:
ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza;
que solamente tu respiración te acompaña,
que siempre bailarás con tu sombra,
que esa tiniebla eres tú.
Tu corazón, ese froto perplejo, no tiene que agriarse con tu sino solitario;
déjalo esperar sin esperanza
que el amor es un regalo que algún día llega por sí solo.
Pero primero está la soledad,
y tú estás solo,
tú estás solo con tu pecado original -contigo mismo-.
Acaso una noche, a las nueve,
aparece el amor y todo estalla y algo se ilumina dentro de ti,
y te vuelves otro, menos amargo, más dichoso;
pero no olvides, especialmente entonces,
cuando llegue el amor y te calcine,
que primero y siempre está tu soledad
y luego nada
y después, si ha de llegar, está el amor.


DARIO JARAMILLO AGUDELO.

POEMA DE AMOR.













Algún día te escribiré un poema que no mencione el aire ni la noche;
un poema que omita los nombres de las flores, que no tenga jazmines o magnolias.

Algún día te escribiré un poema sin pájaros ni fuentes, un poema que eluda el mar
y que no mire a las estrellas.

Algún día te escribiré un poema que se limite a pasar los dedos por tu piel
y que convierta en palabras tu mirada.

Sin comparaciones, sin metáforas,
algún día escribiré un poema que huela a ti,

un poema con el ritmo de tus pulsaciones, con la intensidad estrujada de tu abrazo.

Algún día te escribiré un poema, el canto de mi dicha



DARIO JARAMILLO AGUDELO

POEMA DE AMOR 1







Ese otro que también me habita
acaso propietario, invasor quizás o exiliado,
en este cuerpo ajeno o de ambos,
ese otro, a quien temo o ignoro, felino o ángel
eso otro que esta solo siempre que estoy solo, ave
o demonio
esa sombra de piedra que ha crecido en mi adentro
y en mi afuera
eco o palabra, esa voz que responde cuando me
preguntan algo
el dueño de mi embrollo, el pesimista y el melancólico
y el inmotivadamente alegre
ese otro
también te ama,



DARIO JARAMILLO AGUDELO

domingo, 10 de octubre de 2010


NO CAMBIAN NUNCA SU CANCIÓN





No cambian nunca su canción
los pájaros
no aplanchan ni rebrillan su vestido
no cambian de nido por los malos vecinos
no inventan nuevos picos para el amor
ni se cansan de la misma compañera
no rompen nunca la rama en que se posan
no tienen hoy el ojo limpio del amigo
y mañana el turbio del enemigo
no enseñan a volar a sus polluelos
sino que los empujan tiernamente a las nubes
no necesitan más sabor que los del agua pura
o el de las frutas a la carta en sus gajos
dios hizo el maná para ellos y se contentan
con briznas de hierba o espaguetis de lombrices
no se persignan porque nacieron benditos
no se enferman ni amanecen enguayabados
aunque duerman
en un guayabo o en un borrachero
no usan despertador ni padecen de insomnio
nunca se quejan de su fragilidad
ni le temen a las aves de rapiña
sino que juegan inocentemente con ellas
aunque siempre salen perdiendo
tampoco huyen de los cazadores
porque creen como los niños
que las armas son de juguete
no cambian de color ni de bandada
no cumplen años ni van a entierros
no usan almanaque
pero son los pregoneros del día
los emisarios de la primavera
a nadie humillan con su feliz indiferencia
no protestan por los cambios de tiempo
aunque el frío los atortola
y siempre celebran con el aplauso de sus alas
el telón del crepúsculo
no lloran ni ríen pero tiemblan y arrullan
tampoco les cansa el viento
ni los destiñe la lluvia
no saben que las patrias separan en la tierra
lo que une el cielo
ignoran la existencia de los poetas y los filósofos
y que todos ellos viven de sus plumas
se acuestan sin ver la televisión
después de leer todos los paisajes
y prefieren olvidar dónde
dejaron su tumba en el aire


ROGELIO ECHAVARRIA