éramos una sola espera
una luz extraviada entre los nombres
entre
las memorias del olvido
entre
los cuchicheos detrás de las ventanas
repetidos
por la lluvia de las noches
Los
trinos disputaban una nueva mañana
para
el íntimo furor de mis entrañas
herido
como estoy por el adiós de un pañuelo
agitado
por el relincho del viento
Y esa torre
y esa lengua amadas
-
pájaros errantes y vencidos-
han
ido cayendo blandamente ante nosotros
como
una breve tragedia
en
los días que arden como espermas
con
palabras congeladas
que
cantan bajo las piedras
Y
el viento enloquecido de las plazas
besó
la boca que hablaba de las manos
en
la hora del azar y los encuentros
al
filo de la noche o de la mañana
hacía el destino de los sueños al desgaire
hacia
el vuelo de las nubes en los ojos
RUBEN DARIO SIERRA PEREIRA.
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