O dhai dhin na jawani
naal chaldi
Inderjeet Hasanpuri –
Trafassi: “El Giovanny”
Luego de una cálida, de una sosegada siesta,
de sonrientes sueños preñados de danzantes arreboles,
despierta uno con el deseo ferviente de hacerse atardecer:
¡El más bello atardecer de los atardeceres!
Se despereza uno saltando de su hamaca, calzándose sus
abarcas:
Baten las alas los pegasos en su muelle,
bosteza con uno la virgen en su ciénaga,
y, extendiendo los brazos, hendiendo el firmamento,
desde La Popa hasta El Cabrero, de Manga a Marbella,
acaricia uno al príncipe Benkos insurrecto en Palenque,
al padre Claver y a la madre Bernarda en su convento y en su
clínica,
la luenga y eterna melena de Sierva María sobreviviente a
sus demonios.
Se emperifolla uno ensayando frente al espejo el meneo y las
fragancias,
los aceites y los pulimientos de los negros del Pie de la
Popa,
sintonizando radio gozambike, su despeluque champetú
/que todo lo troca y estremece…
¡Trompadas limpias del Kid y Rocky voceando en un lodazal de
Bazurto!
Bajando el puente de Chambacú, rodeando el guayuco de
Catalina, Calamarí,
se encuentra uno a Raúl, erótico, fuerte, dios corazón de
mango,
pescando barracudas, espantando mariamulatas por la media
luna,
entonando en Getsemaní las coplas del reino errante de
García Usta.
Blas, el Teso, frente a los mismos baluartes de sus
mocedades conversa con Petaca,
aunando sus míticas descargas frente a Drake y su caterva de
malandrines. Gimen
paisanos de Olaya, Daniel Lemaitre y el Pozón,
mendigando, eludiendo miserias,
demencias, triquiñuelas y mil corrupciones en los sépticos zaguanes del San
Pablo.
Se mira uno al fondo del baptisterio de la catedral de Santa
Catalina,
se ajusta sus zapatos viejos frente a la media mandarina del
sol,
despeñándose, deshaciéndose en espumarajos acompasados tras
las bóvedas,
estremeciéndose con el rugido de los tambores que llaman al
bembé.
Terminando el día, comenzando la noche, atardeciéndose,
se mece uno al compás de la verbena y la cumbiamba,
en Cartagena de Indias, La Heroica Champetesburgo,
de piratas, alcaldes, virreyes y diputados, ¡todos
asaltantes!
Este es el poema
LUIS CARLOS RAMIREZ LASCARRO.
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